
Todos en el Perú sabemos del trabajo de la Comisión de la verdad y reconciliación y del informe final que sacó en agosto del 2003. Fue bastante polémico y en fin, fue hartamente comentado por todos los medios. En su página web está en informe completo.
Yo por mi trabajo he tenido que leer varios de los capítulos, aunque confieso que no lo he leído completo. Uno que siempre me llamó la atención y que creo que nos concierne es el referido a qué es la reconciliación. Quizás sea el más filosófico de todo el informe final: Tomo IX, Cuarta parte: Recomendaciones de la CVR, Capítulo 1: Fundamentos de la reconciliación.
En él, por ejemplo, se comenta lo siguiente:
Si la verdad es una condición previa de la reconciliación, la justicia es al mismo tiempo su condición y su resultado. Ello es así porque la justicia tiene diferentes dimensiones, que es indispensable considerar y hacer respetar en su especificidad. (...) En segundo lugar, la justicia es también reparadora, en el sentido en que se esfuerza por compensar a las víctimas por los daños infligidos.Pero no sólo eso, sino que además, parte importante de la reconciliación, dice, es la verdad. O como lo llaman, "la imperiosa necesidad de conocer la verdad". Ocultando la verdad o queriendo negarla no se logra nada, pues jamás se alcanzará reconciliar. Por otro lado, para alcanzar una situación que se pueda considerar justa, además de verdad hace falta trato igualitario. O sea, justicia, verdad e igualdad.
La justicia nace junto con la comunidad; depende de ella y la hace posible. Probablemente es el elemento crucial que distingue con claridad cuándo estamos ante una comunidad y cuándo no.

Ahora, todos sabemos que la ASP ha pasado por malos momentos y que se supone (o mejor dicho, se suponía) que habíamos entrado a una nueva etapa. Dados los problemas que habían habido en años anteriores, los maltratos y el favoritismo, hacia falta (o mejor dicho, hace falta) un proceso de mini-reconciliación. De hecho, hay que ser tarado para pretender que personas que la pasaron mal en la etapa anterior confíen ciegamente en exactamente las mismas personas que siguen en los mismos puestos desde entonces. O en algunos casos, peor aun, en puestos superiores.
Poco importa que juren y rejuren que vieron la luz. O que tergiversen el mensaje diciendo que uno no confía en ellos porque son amigos de sabe dios quien (no entendí bien el argumento cuando me lo dijeron y sinceramente me pareció tan falto de objetividad que ni lo voy a comentar). O que lo acusen a uno de buscar cinco pies al gato. O de rebelde. O de post-keynesiano. O de cualquier excusa que inventan para negar lo obvio.
Como bien lo dicen los amigos de la CVR, sin verdad no hay reconciliación. Sencillo, simple, puro. Hacerse el sueco y negarlo todo no lleva a nada. En todo caso, negarlo todo sirve para identificar quiénes son los cobardes que prefieren cambiar de peinado a aceptar sus malas prácticas en el pasado de los responsables que sí están dispuestos a entrar a esta nueva etapa.
4 comentarios:
En una vieja serie de abogados aparece esta aclaración de uno de ellos:
"estos son mis principios, si no les gustan, me lo dices, y los cambio".
Cuál es tu punto?
No hay punto. Solo hay harta gente que por un poco de poder o un cargo no tienen dignidad para hacerse respetar. Para darles una patada a los que fregaron todo en viejas epocas. Y cambian principios como cambias de polo.
Ah, ok. Entonces eres de mi gente. Por un momento pensé que los estabas defendiendo.
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