lunes, 25 de agosto de 2008

Lo que el padre Vicente Santuc tiene que decir sobre nuestras autoridades

El padre Vicente es ni más ni menos que el rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, esa relativa nueva casa de estudios que han fundado los jesuitas en el Perú. El día de hoy en El Comercio se puede apreciar una entrevista, la cual tiene el adeacuado título de Para ser autoridad no basta tener poder.

Me pareció perfecto su timing, pues justo el fin de semana he tenido la oportunidad de discutir con varios dirigentes acerca de la pésima calidad de algunas de nuestras autoridades en la ASP, que precisamente creen que porque llegaron a un puesto chupando sabe dios qué botas, se creen en la posición de imponer a las bases sonsera y media. El padre Vicente habla del Congreso y del Presidente, pero bien podría estar hablando de nuestros comisionados y jefes nacionales.

Lo que él propone es que las autoridades deberían dar el ejemplo. Ser no solamente honrados, sino también coherentes. Y en la coherencia es que creo que cojeamos muchísimo. Ejemplos hay muchísimos y todos los conocemos. Una buena autoridad es la que con el ejemplo logra que su institución crezca. Como el dirigente sacrificado que da de su tiempo para que su manada o su tropa tenga cada vez más inscritos y lo logra con mucho esfuerzo.
Parecen dominados por el afán de defender sus propios intereses. Están desnaturalizando su función de servicio. Eso es corrupción. (...) Que procuren ser ejemplos. No son autoridad porque ocupan un sillón de poder. Cualquier tonto ocupa un sillón y no es autoridad por eso. Tiene autoridad aquel que hace crecer la institución que dirige. Y eso muchas veces se consigue sólo con el ejemplo.
Entonces, ¿cuándo se dará este cambio? ¿O estamos condenados a siempre tener autoridades mediocres que se preocupan solamente por cubrirse la espalda y de generar las alianzas necesarias para enquistarse en los puestos importantes a través de normas transitorias y de votaciones fuera de tiempo? Y que cuando se le critica, su única respuesta es amenazar con sanciones.
En las circunstancias más adversas han surgido personas de una equidad moral que ha sorprendido, como en los campos de concentración. Pero seremos morales cuando decidamos serlo. No por obligación o reflexión. (...) Dependemos del aprendizaje, de las costumbres. Soy moral si escojo serlo y no porque papá, el profesor, el policía o el presidente lo dice.
Hm... No por obligación, dice el señor rector. O sea, por las puras amenazan con sanciones. Aquí de nuevo, por si el magister en economía no lo leyó: No por obligación. Nadie puede obligar a ser ético o respetuoso o coherente. Eso es algo que depende de uno mismo. Y si esa persona no quiere serlo, pues no quiere serlo.

Pero de hecho la mejor frase es la que he resaltado en la cita anterior: Cualquier tonto ocupa un sillón y no es autoridad por eso. Me parece genial para describir la actitud de estos que creen que por haber sido nombrados en uno de esos puestos de la ASP pueden planear tumbarse años de investigación científica psicológica o educativa proponiendo locura y media. O que creen que pueden tratar con seda a sus amigos y con látigo a los que los critican. Como si nadie se diese cuenta. Después que no se quejen cuando los grupos no sientan la necesidad imperiosa por inscribirse en una ASP que defiende a sus amigos solamente.

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