sábado, 19 de abril de 2008

Lo que el Banco Mundial tiene que decir sobre los trámites

El Banco Mundial una vez al año saca un informe que es la comidilla de todos los investigadores y científicos sociales y políticos y economistas, el Doing Business, en el que se comparan los obstáculos que los Estados generan (esperemos que sin querer) para el funcionamiento de las empresas.

En ese informe al Perú no le va particularmente bien. Pero tampoco particularmente mal. De hecho, estamos en el puesto 58 de 178 economías evaluadas. Pero en lo que ciertamente sobresalimos es en nuestro amor por la burocracia. Mientras el mundo en general ya tiene claro que la burocracia es un obstaculo muy grande para el desarrollo y para el funcionamiento de la vida diaria, y que además es una fuente muy importante de corrupción, en el Perú aún le rendimos culto. Lo que el informe avisa, por ejemplo, es que en una buena cantidad de casos los procesos burocráticos no son creados con sentido, sino para mantener control sobre la ciudadanía. Y claro, el que crea el obstáculo se regocija en su poder, pero el pobre ciudadano tiene que sufrir la ineficiencia.

En temas burocráticos el Perú está por los suelos:
  • El papeleo necesario para iniciar un negocio toma el espeluznante plazo de 72 días, el cual consta de 10 procesos distintos. En este tema estamos en el puesto 102. En Jamaica toma apenas 8 días. O sea, casi nada.
  • El proceso necesario para sacar la licencia para construir un almacén toma 210 días y consta de 21 papeleos distintos. En esto estamos en el puesto 109 del mundo. En Honduras toma 125 días. O sea, menos de la mitad.
  • El pago de impuestos me parece hilarante. En el Peru toma 424 horas cumplir con nuestras obligaciones tributarias, que son 9 distintas. En esto estamos en el puesto 77. En Haiti toma apenas 160 horas. O sea, casi un tercio.
  • Para hacer cumplir un contrato también perdemos por goleada. Toma 41 procesos distintos y dura 468 días. Un desastre, puesto 119. En Uzbekistán (ese país del que se burla Borat) toma 195 días.
Todos hemos renegado alguna vez de las colas y los pagos y los trámites. En ese sentido me llamó la atención que en una discusión reciente acerca de la preparación que tiene que tener un juego amplio apareció la siguiente lista cita:
La autoridad local tiene el deber de supervisar todas las actividades que impliquen la salida de sus Unidades, en este caso quien la organiza debe asumir como una regla y buena costumbre siempre informar qué es lo que va a hacer y compartir con otros. Informar implica:

1. Datos los datos básicos de la actividad como lugar y fecha.
2. Garantizar que el lugar es el idoneo para la actividad y que se cuenta con las seguridades del caso.
3. Que se invita con suficiente anticipación.
4. Que las actividades tienen un fondo educativo, apropiado para la edad, región, clima, hora.
5. Que los tiempos son los adecuados y no se pone en riesgo ni se ofende la dignidad de nadie. Particularmente sobre esto me ha tocado ver muchos casos donde lamentablemente se deja mucho que desear.
6. Que se cuenta con los adultos y jóvenes adultos suficientes y entrenados para el éxito de la actividad.
7. Que se han programado reuniones previas para la coordinación.
8. Que se ha elaborado así como la lista de recursos humanos la lista de recursos materiales.
9. Que se ha hecho una buena estimación de la cantidad de participantes, versus la dimensión de la actividad.
10. Que se ha elaborado un presupuesto y producto de él una cuota de participación.
11. Que se tienen los permiso de las autoridades pertinentes.

Y al terminar la actividad garantizar que:

1. Se haya entregado las cosas que se ofreció.
2. Se presente el informe económico.
3. Se presente la evaluación de las actividades y de sus encargados.
4. Se incluyas el acta de la reunión de evaluación.
5. Asegurar que se han hecho los agradecimiento correspondientes.
Toda esta documentación dirigida al Comisionado Local.
¿Consistente, no? Total, a todos nos sobra el tiempo. Y antes de que me citen el Estatuto, ya sé que eso es lo que dicta nuestro reglamento. Fukuyama diría que si se confiase en los ejecutores no se tendría que estar creando estos procedimientos.

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